«En esta tierra enjuta,
quien te hace llorar o te dice puta
no lleva la piedad de la Guardiana
que mancha de sangre la mañana.
Lleva el olor de la hierba,
ay, de la hierba del verano.
Lleva la nube de la tormenta,
ay, ocultando sus cuchillas.
Tú dile, tan solo, chiquilla,
quién te rompe con sus manos.
Tú abre tus piernas
y, ay, toma tu sangre
y si paciente esperas vendrá a liberarte.
Cuando sientas su frío, salta al vacío
sin asustarte.»